El valor del viaje

El valor del viaje

Escrito 1 de X. Selva Misionera, Argentina.


"Viajar abre la mente"

Yo añadiría… Si uno quiere. "Viajar abre la mente, si uno quiere" , "Viajar abre la mente, el espíritu, el corazón… Si uno quiere". 


Viajar abre la mente, no porque el paisaje sea distinto, ni porque te enamores en cada verano, ni porque encuentres la verdad en la Luna llena. Viajar no abre la mente porque la cultura sea distinta, tan distinta que te sientas extraño y un número en el infinito, tampoco porque el sol oscurezca tu piel y veas atardeceres en un mar azul oscuro. No es por la quietud y contemplación, ni por el tiempo disperso en el sonido de las hojas rozar con la brisa. No es por la pérdida del horizonte en la selva, ni por el revolotear de una ligera mariposa. Sino porque el viaje siempre pasará por el espíritu, si uno quiere.


Viajar abre la mente por la voluntad, o valentía, de escuchar nuestros deseos, miedos, angustias y errores. Es por lo que aprendemos del otro. Es por lo que hacemos nuestro, y por lo que desechamos en el camino. Es por lo que el viaje hace de nosotros. Es porque después del viaje somos algo más distintos, y tal vez, un poco más sabios.


El viaje largo es extremista: o es un viaje por dentro, o una huída. El viaje es una escucha interna, o todo lo contrario; perderse de la verdad que nace en uno mismo. Pensamos el destino como la meta, cuando nunca el paraíso te podrá hacer feliz, si no estás en paz. Ni la flor más bella, ni estrellas en el infinito, ni las cataratas de Iguazú, ni luciérnagas en la noche cambiarán lo que uno es, si el espíritu fue ensordecido. Si cuando caminas solo hay queja y el otro no te importa. Si falseas tu deseo y aparentas ser feliz, te perdiste.


Cuando uno viaja comprende un nuevo sentido, único y personal, de sí mismo. 


08/09/23 

Camino entoscado de 800 metros a Canela, Iguazú.

Foto por Iñigo Nuñez Lopez

Ruta Nacional 101, Cabure-í. 

Foto por Iñigo Núñez López

Lago Urugua-í

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